Pues tengo la vena literaria (de leer, no de escribir) ardida. Debe ser la época del año, o tal vez la sensación de relajación o tal vez es demasiado estrés y así es como lo dreno. Pudiera ser incluso, la necesidad imperiosa de intelectualidad en mi vida. Lo bueno es que después de haber estado casi un año leyéndome un libro de autoyuda (que me ayudó poco), finalmente le he encontrado placer al placer mismo de leer.
Hoy de guardia, prácticamente sin nada que hacer, tuve tiempo para finalizar la novela previa y decidí comenzar el libro nuevo que me traje, lo que no imaginé es que me quedara enganchada leyéndolo de principio a fin sin pausas más que las fisiológicas.
Y es que siendo fan de la Dra. Kozak (ella tiene el título) desde mi adolescencia y fan por múltiples razones y a quien considero una gran representante de las letras contemporáneas de esta agitada Venezuela, nunca he dudado en adquirir un libro escrito por ella, porque se que es una gran inversión.
En este caso, en una sola sentada devoré su último libro Ni tan chéveres ni tan iguales, una especie de ensayo sobre la personalidad del venezolano común que realmente somos todos, a veces me parece, en tono de crítica, otras en tono de reflexión, con mucho humor y contado desde un punto de vista muy íntimo que da espacio a la narración de experiencias propias en diferentes ámbitos de su vida.
Sin duda, te sentirás identificado, incluso seas venezolano o no pero hayas vivido en este país el tiempo suficiente para conocer la idiosincracia del gentilicio, o bien sea que siendo venezolano te hayas ido del país, porque es que eso de ser chéveres o no ser chéveres no se quita con el cambio de las estaciones.
Comprender las desigualdades sociales, económicas.,políticas, de credo o sexuales de los venezolanos se hace fácil sin necesidad de sentirse ofendido por la autora y aún así nos da parte de cuán intolerantes podemos llegar a ser con nuestros compatriotas, porque ella también lo experimentó en carne propia.
Definitivamente una lectura altamente recomendada para todos en especial para los que creen que todos somos chévere e iguales.
Presentado por Ediciones Puntocero en formato de bolsillo, con buen tamaño de fuente que no marea al leerlo en el metro y una peculiar foto de portada. Lo malo (que no es tan malo para una edición de este tipo) un error ortográfico colado a mitad de libro.
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